El buen rollo imperante hasta hace poco -al menos si se tiene en cuenta la versión oficial- entre Frank Rijkaard y Joan Laporta se ha acabado. Y el final del idilio, como en toda separación mal avenida, tiene un precio: cinco millones de euros netos. Es lo que el entrenador saliente del Barcelona reclama para rescindir el año de contrato que le queda por cumplir. Y no perdonará ni un céntimo.
... Hasta entonces percibía tres millones de euros netos por año, primas aparte, pero en virtud de un acuerdo rubricado a su llegada al Camp Nou, en 2003, pasó a ganar un 66 por ciento más...
... Con esa suma, a Rijkaard le resultará más fácil concederse un año sabático, posibilidad que crece a medida que pasan los días y no aparecen ofertas interesantes para el técnico, tanto en el aspecto deportivo como en el económico.
Resulta bastante lamentable, estúpido, e incluso gracioso que un club que presume de llevar en su camiseta el logo de UNICEF, gaste más de 5 millones de euros en despedir a un entrenador del que se han cansado. Con más diálogo, paciencia y sobretodo cabeza, se podría haber llegado a una solución más razonable si no querían contar con el: como una clausula en su contrato que le manda a casita tras dos años en blanco...
Otro aspecto jocoso es que el ex-entrenador (respetable, pues ha ganado dos ligas y una champions) va a estar cobrando 5 millonazos por estar sentado en una tumbona, más lo que le pagara algún periódico o televisión por ejercer de comentarista a tiempo partido.
Siendo irónicos, sería bello que los pobres hombres que dejándose la piel en su trabajo ganen menos de un euro, entrenasen a equipos grandes, lo hicieran penoso o se enfadasen con la directiva, y los largasen con un suculento cheque bajo el brazo... estos SÍ sabrían administrarlo y vivirían decentemente muuuchos años.
PD: el artículo puede resultar madridista (lo soy) pero tampoco hay que olvidar que el Real Madrid C.F hizo lo mismo con Capello la temporada pasada (aunque él había ganado la Liga...).